Coleccionando momentos
Detesto cuando las madres y padres registramos todos los momentos importantes de nuestros hijos con el móbil en vez de vivirlos junto a ellos. Queremos retener esos momentos, pero, no se trata de acumular centenares de fotos en el disco duro, ni anotar su peso y talla cada semana, ni qué día se le cae el primer diente...a veces, más que mil fotos y videos vale un dibujito que hicimos juntos en una servilleta mientras esperábamos, una frase llena de sentido y poesía que nos dice con tres años y nos desarma, un ataque de risa a la noche, un miedo ahuyentado con humor, un paseo tranquilo, cualquier tarde...No hay manera de digitalizar esos instantes, se pueden immortalizar, sí, pero en la memoria, en el corazón, en el alma...porque tienen color, sabor, olor, sentimiento.

tuyo exageres o excluyas.
Sé todo en cada cosa. Pon cuanto eres
en lo mínimo que hagas,
Así en cada lago la luna entera
brilla, porque alta vive.

el descalzarse en la puerta, la mano amiga?
¿Adónde va la sorpresa,
casi cotidiana del atardecer?
¿Adónde va el mantel de la mesa,
el café de ayer?
¿Adónde van los pequeños terribles encantos
que tiene el hogar?
¿Acaso nunca vuelven a ser algo?
¿Acaso se van?
¿Y adónde van..?
¿Adónde van?
Silvio Rodríguez
Lo común, lo de todos los días es nuevo y nada común para cada niño que está descubriendo el mundo. Y la cotidianidad está llena de momentos de aprendizaje. Por eso decimos que la casa y las tareas cotidianas son un ambiente privilegiado para criar a un niño pequeño, pués está lleno de experiencias, sensaciones y oportunidades de aprender y descubrir como funciona el mundo, empezando por lo más cercano, la casa. Saludar a los amigos, poner la mesa, regar las plantas, hay tantas cosas importantes que pasan cada día.
No es importante, pero esa taza está impregnada de muchas otras cosas: meriendas compartidas con mis hermanos y muchos juegos, desayunos de domingo con toda la familia, con olor a café y tostadas,...el afecto de mi familia en una taza de plástico amarilla.
Instantaneas de vida
Los objetos de la infancia

La casita tiene un patio,
el patio tiene un naranjo,
el naranjo tiene un nido
y el nido tiene tres pájaros.
Carlos Luís Sáenz
Memorias de alegría
Cuando nos reencontramos por casualidad, o revolviendo el fondo de un armario con algún objeto que fue cotidiano en nuestra infancia, una ola de emociones inexplicable nos sacude. Ese objeto nos trae todo lo que vivimos junto a él. Por eso, el "amor por los objetos" no es puro materialismo es cuidar, preservar lo vivido junto a ese objeto. Sobre todo ahora que parece que todo es de usar y tirar, y que las habitaciones de los niños están tan llenas de cosas que no cabe nada más...¿no valdrá la pena cuidar más las cosas? Tener menos y valorar más los juguetes y objetos que acompañan sus infancias?
Hay momentos de todo en un día compartido con niños pequeños, pero hay instantes que parecen mágicos, que todo fluye y que hay una armonía como de sueño...Cuando somos conscientes de estar viviendo uno de esos momentos, qué felicidad y qué ganas de retener esa sensación!