Espacio Maternal- Madre de día- Educadora infantil
El bosque de Gulubú
Sarah Preston
"¿Ustedes vieron esos libros-sorpresa que cuando uno los abre aparecen figuritas de pie?
Bueno, igualito es el bosque de Gulubú. Como las marionetas dormidas. Uno le tira de los hilos y ellas se ponen de pie, bailan y se mueven.
El bosque de Gulubú está planchado en el suelo, y cuando su dueño tira de los alambres, los árboles y los yuyos y las casitas y los bichos aparecen todos como diciendo:
–Aquí estamos. Estábamos jugando a la escondida. "(...)
"Por eso, si ustedes alguna vez encuentran detrás de un árbol, o detrás de cualquier cosa, a un inspector enanote y sabihondo que les dice que no es posible que existan un enanito y 7 Blancanieves, o que no es posible que exista cualquier cosa linda, ustedes pueden contestarle:
Para
los que hemos crecido escuchando sus canciones Maria Elena Walsh es
volver a sentir el gustito de la infancia, un mundo de posibles, de
personajes que nos contagian su ternura: Maunelita, Osías, Juan
Poquito, la Vaca estudiosa,...y sus cuentos...elefantes con alas de
barrilete, hormigas equilibristas, perros con dos colas y bosques,
como El bosque de Gulubú donde todo eso es posible. Pero para
quienes no tuvieron esa suerte, les comparto algo sobre esta
increíble escritora, poetisa y música argentina.
María
Elena Walsh nació el 1 de febrero de 1930 en Ramos Mejía, suburbio
de la ciudad de Buenos Aires. Caserón grande, con patios y
gallinero, un pomerania negro, rosales, gatos, limoneros y naranjos y
una higuera muy cómoda sobre cuyas ramas la hija rubia y pecosa de
«un inglés del ferrocarril» leía durante la siesta de los mayores
Los Tres Mosqueteros,
Robinson Crusoe y La
Cabaña del Tío Tom. Antes de finalizar sus
estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes, a los diesisiete
años, escribió su primer libro: Otoño
Imperdonable, libro de poemas que mereciera
el segundo premio Municipal de Poesía.
Voy
a contarles qué había,
entonces
en Ramos Mejía,
Había
olor a tía, veredas de ladrillo con pastito y tras la
celosía un viejo organillero con monito.
(…)
Había un cielo entero por
donde navegaban las hamacas y leche que el lechero traía
no en botella sino en vaca.
(…)
Había una lluvia en tinas y
patios con ranitas adivinas y una gallina clueca mirándonos
con ojos de muñeca.
(…)
Había a cada rato un gato
navegando en un zapato y había en la cocina una mamá
jugando con harina.
"María
Elena cambió la literatura infantil en toda América Latina, cambió
la manera de ver la infancia y de mirar a los niños, con una actitud
nada condescendiente, sino respetuosa e inteligente", explica
María Fernanda Maquieira, que editó su obra completa, tanto
infantil como para adultos, en Alfaguara. "Sus textos infantiles
tenían una calidad literaria extraordinaria, y era capaz de combinar
la literatura clásica y la popular como nadie". Su obra se
alejó del tono moralizante de los cuentos de la época y abrió un
mundo nuevo de imaginación y juego.
Es, sin duda, la
escritora, poetisa y compositora más valorada y reconocida por
varias generaciones de argentinos, tanto por su literatura y su
creatividad como por su compromiso ético y social. La autora que
manifestó “Donde no hay libros hace frío. Vale para las casas,
las ciudades, los países. Un frío cataclismo, un páramo de
amnesia”. La intelectual que prestó su pluma y su voz a los niños
y también a los adultos, que adhirió fervientemente a las causas
que consideró valiosas y que se manifestó en contra de la
hipocresía.
Sus textos y sus
canciones, de gran popularidad en todo el territorio
hispanoamericano, hablan del respeto por la infancia y del amor por
su tierra, reivindican el disparate, la paradoja y el juego.
Justicia
social, feminismo y pacifismo fueron sus temas favoritos .
María
Elena Walsh sabe captar la esencia del mundo de la infancia, la
alegría y las preguntas de los primeros
años
de vida, donde cada persona va conociendo y descubriendo el mundo.
Con creatividad consigue narrar historias con juegos lingüísticos,
rico vocabulario, rimas sensibles, palabras asociadas, disparates y
humor,
canciones
y cuentos para conocer ydisfrutar.
El
reino del revés es la meca, por excelencia, de la transgresión.
En este territorio de lo fantástico “nada el pájaro y vuela el
pez” y “los gatos no hacen miau y dicen yes, / porque estudian
mucho inglés”, “cabe un oso en una nuez” , “usan barbas y
bigotes los bebés” y, asombrosamente, “un año dura un mes” y
“nadie baila con los pies”. María Elena Walsh entrega poemas que
retan al lector infantil, que le exigen afinar al máximo sus
facultades imaginativas, aguzar sus sentidos para ser capaz de ver
más allá de ciertas zonas estereotipadas de la realidad en
las que se halla inmerso.
El
“extraño” y en ocasiones incomprensible mundo de las personas
mayores, plagado de convenciones, de “buenas costumbres” que
devienen ritos sociales, tan ajeno a la espontaneidad irreflexiva de
la niñez, es objeto de burla sutil en la “Canción de tomar el
té”:
Cuidado cuando beban, se
les va a caer la nariz dentro de la taza, y eso no está
bien.
(...)
Los pobres coladores
tienen mucha sed porque el agua se les escapa cada dos
por tres.
En
¨Marcha de Osías”, al penetrar en un bien surtido bazar de la
calle Chacabuco, el osito exige desde una postura claramente
contestaria:
Quiero tiempo pero tiempo
no apurado, tiempo de jugar que es el mejor. Por favor me lo
da suelto y no enjaulado adentro de un despertador.
(…)
Quiero cuentos,
historietas y novelas pero no las que andan a botón. Yo las
quiero de la mano de una abuela que me las lea en camisón.
(…)
Quiero todo lo que guardan
los espejos y una flor adentro de un raviol y también una
galera con conejos y una pelota que haga ¡gol!
Por
su trato respetuoso a su numerosa y pequeña audiencia, por hablarle
a los niños como a iguales, por el juego lingüístico de su relato,
encontró la aceptación de los chicos y el reconocimiento de los
padres, lo que posibilitó la popularidad de estos textos creativos,
complejos y audaces pensados simplemente para los niños.
María
Elena Walsh se propuso con su poesía reconstruir o reinventar una
tradición rota o fragmentada; reconstruir datos de la propia
infancia y reconstruir la infancia de los niños amenazados en su
inocencia por toda una sociedad insensible.
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