El bosque de Gulubú

El bosque de Gulubú
Sarah Preston

"¿Ustedes vieron esos libros-sorpresa que cuando uno los abre aparecen figuritas de pie?

Bueno, igualito es el bosque de Gulubú. Como las marionetas dormidas. Uno le tira de los hilos y ellas se ponen de pie, bailan y se mueven.

El bosque de Gulubú está planchado en el suelo, y cuando su dueño tira de los alambres, los árboles y los yuyos y las casitas y los bichos aparecen todos como diciendo:

Aquí estamos. Estábamos jugando a la escondida. "(...)


"Por eso, si ustedes alguna vez encuentran detrás de un árbol, o detrás de cualquier cosa, a un inspector enanote y sabihondo que les dice que no es posible que existan un enanito y 7 Blancanieves, o que no es posible que exista cualquier cosa linda, ustedes pueden contestarle:

–Sí señor, existe, en el bosque de Gulubú."


Dailan Kifki

Maria Elena Walsh






sábado, 19 de enero de 2013

Grupos de juego en el bosque de Gulubú, ¿jugamos?

Los grupos de juego son un espacio y un tiempo para que nos dejemos llevar de la mano de nuestros hijos y compartamos con ellos, otras mamás y otros niñ@s un momento de juego, conversación y observación.
Nos da la oportunidad de ver cómo nuestro hij@ se relaciona con otros niños y adultos, y a nosotras de compartir dudas y experiencias. De "parar el tiempo" y darnos la oportunidad de jugar, escucharnos y cuidarnos.



¿Qué haremos? descubrir, jugar, charlar, reír, preguntar, mirar, escuchar, consolar, leer cuentos, construir torres, merendar, bailar,...y lo que se nos ocurra, necesitemos, queramos.



 
¿Porqué es necesario un grupo de juego? porque a veces nos sentimos solas, porque no hay muchos lugares donde compartir juntos juegos (las actividades para niños y las actividades para adultos casi siempre se conciben como separadas), porque es una oportunidad de que nuestros hij@s empiecen a relacionarse en un grupo pequeño y con la seguridad y confianza que da tener a mamá cerca. Y porque a veces no tenemos o no nos damos el tiempo de desconectar de todo lo demás y sentarnos a su lado sin prisas y descubrir con ella o él. Y porque compartir experiencias con otras madres nos ayuda, nos dá fuerza, nos empodera. También es una buena oportunidad de conocer el proyecto de madre de día, de "probar" el espacio y conocernos. 





Los horarios, las edades y los días son una propuesta, flexible, por eso si os interesa no dejeis de preguntar.


Los grupos de juego están pensados para unos 4 niñ@s y su mamá ( y cómo siempre que digo mamá, puede ser papá). También puede ser que la mamá quiera dejar ese espacio a su hij@ para que se relacione sin ella, es otra posibilidad siempre que el niñ@ ya esté acostumbrado al espacio, al grupo y a la mamá de día.

miércoles, 2 de enero de 2013

Tiempo sin tiempo

Siempre que la gente habla de la necesidad de que los niños vayan más despacio, la diversión tiene un papel importante en el programa. Muchos estudios demuestran que el tiempo desestructurado para el juego ayuda a los más pequeños a desarrollar su habilidad de aprendizaje. El juego desestructurado es lo contrario del "tiempo de calidad", que implica laboriosidad, planificación, horario y objetivos. El juego desestructurado es cavar en el suelo del jardín en busca de lombrices, divertirse con los juguetes en el dormitorio, construir castillos con Lego, tontear con otros chicos en el parque o simplemente mirar por la ventana. Se trata de explorar el mundo y reaccionar a cuanto descubres a tu propio ritmo. A un adulto acostumbrado a hacer que cada segundo cuente, la diversión desestructurada le parece una pérdida de tiempo. Y nuestro reflejo es el de llenar esos espacios "vacíos" de la agenda con actividades entretenidas y enriquecedoras.

Carl Honoré. Elogio de la lentitud

 

Movimiento Slow

El movimiento Slow es una corriente cultural que se originó en Italia como protesta por la apertura de una hamburguesería de McDonald’s en la Plaza de España de Roma…Dicho movimiento dio origen a la organización Slow Food.
Esta corriente promueve calmar las actividades humanas tomando el control del tiempo, en lugar de someterse a su tiranía. Se busca priorizar las actividades que suponen un desarrollo de las personas, encontrando un equilibrio entre la utilización de la tecnología orientada al ahorro del tiempo y tomándose el tiempo necesario para disfrutar de actividades como dar un paseo o compartir una comida con otras personas. Los ponentes de este movimiento creen que, aunque la tecnología puede acelerar el trabajo, así como la producción y distribución de comida y otras actividades humanas, las cosas más importantes de la vida no deberían acelerarse.




Slow Schooling

En 2002 se creó el Movimiento Slow Schooling, que promueve que es mejor estudiar a un ritmo lento, tomarse el tiempo para conocer el tema profundamente, aprender a pensar y no a aprobar exámenes… se les brinda a los chicos la posibilidad de enamorarse del aprendizaje.
Respecto a las actividades extraescolares, muchas veces son los mismos chicos quienes solicitan aminorar la marcha. Liberar a los chicos del culto a la velocidad en un futuro significa más libertad y fluidez en la educación, tomar el aprendizaje como placer, tener menos obsesión por aprovechar el tiempo al máximo. Los padres pueden colaborar mucho estableciendo el ejemplo de la lentitud en su propia vida y sabiendo que merece la pena hacerlo.





Venga, date prisa!

Es una de las frases que más repetimos a nuestros hijos, cada vez más pronto, ya no para ir a la escuela, sino ya de bebés para ir a la guardería. Hemos impuesto ese ritmo apresurado no sólo a los jóvenes escolares sino también a nuestros bebés. La sociedad nos acompaña para hacerlo así, y nos rodean comentarios, del tipo " ya debería estar destetado- cuando le vais a quitar el pañal- no lo has apuntado a inglés- todavía no camina,...?"

Es hora de frenar y sentir, una crianza respetuosa debe ser a la fuerza una crianza lenta. Donde los ritmos no sean los impuestos des de fuera, des de ese mundo apresurado donde lo que vale es la competitividad, y es más competitivo el que va más rápido. ¿Pensarán en serio que por dejar el pañal, la teta, la compañía de mamá y cambiar las horas en casa por una guardería serán mejores personas, o más felices o más triunfadores?.  Sospecho que no, pero aunque así fuera sería a un precio muy alto, nos habríamos saltado (les habremos robado y nos habremos perdido) su infancia.

Los tiempos de los niños son diferentes y debemos respetarlos en la medida de lo posible. A veces supone cambiar muchas cosas de nuestras vidas poder adaptarnos a un ritmo más lento o mejor, más flexible. Pero otras veces sólo significa tener más paciencia, dejarles intentar las cosas sin intervenir, esperarlos, dejarlos hacer, ir a comprar más tarde, comer luego, sentarnos en el suelo, escucharlos, ...
Creo que si en vez de arrastrar a nuestros hijos a nuestro mundo de las prisas nos dejamos arrastrar por ellos de vez en cuando- no hace falta que abandonemos todas nuestras obligaciones, ni que vivamos en una burbuja, sólo que establezcamos otras prioridades- todos saldremos ganando, y redescubriremos el placer del tiempo sin tiempo, de perder la noción del reloj porque nos hemos dejado llevar por el juego, el paseo, las risas, los descubrimientos,...




Son muchos los educadores y pensadores que han reclamado para los niños una educación lenta:


La clase de educación más eficaz es que el niño juegue entre cosas bellas
Platón (427-347 A.C.)

La infancia tiene su propia manera de ver, pensar y sentir, y nada es más necio que intentar sustituirla por la nuestra

Jean Jacques Rousseau

En la Alemania de entreguerras, Rudolf Steiner fue el pionero de una clase de educación diametralmente opuesta al prendizaje acelerado. Steiner creía que nunca debería apremiarse a los hijos para que estudien lo que sea antes de que estén preparados para ello. También estaba en contra de enseñarles a leer antes de los site años. Creía que debían pasar sus primeros años jugando, dibujando, contando cuentos y aprendiendo cosas de la naturaleza.



Pero las rutinas son necesarias, no?

Si rompemos los esquemas, la rigidez de los horarios, nos sobreviene el miedo de perder el control ...y no es tan así.  Es cierto que ciertas pautas y rutinas les dan seguridad a los niños (y también a los adultos) pero pueden ser flexibles, estirarse y acortarse un poco, acomodarse a cómo estamos hoy, qué estamos haciendo ahora, y no tanto al reloj o al calendario. Por ejemplo, antes de comer nos lavamos las manos y ponemos la mesa, eso es una rutina que me anuncia lo que va a pasar, me predispone a sentarme a comer. Y saber lo que va a pasar me tranquiliza, pero si hoy he desayunado más tarde y todavía no tengo hambre o el parque está muy divertido y me quiero quedar un rato más, o estoy terminando de construir un castillo, quizás no pase nada si lo hacemos media hora más tarde, no? Si por la mañana me levanto, me lavo la cara, desayuno y me visto, tengo mi rutina, pero si hoy estoy más cansado y me quedo un rato más en la cama, ¿qué pasa? No es por ellos, es por nosotros, claro, llegamos tarde al trabajo, a la reunión, etc, pero mientras tengamos claro que es por nosotros y no porque ellos necesiten una temporización rígida y exacta para no descontrolarse, sabremos ser flexibles cuando sea necesario.


El tiempo en el Bosque de Gulubú

La mayoría de las casas de madre de día, también en el bosque de Gulubú, somos flexibles con los horarios de entrada, salida, comidas, siestas,...porque entendemos que los niños necesitan usar el tiempo de otra manera, que dejarlos aprender es darles tiempo para intentar vestirse, comer solos,...y eso necesita tiempo; entretenerse por el camino es necesario, ¿como vamos a dejar de mirar esa abeja en las flores, no recoger esa piedra rojiza, unas hojas secas, subir y bajar de aquel escalón...otra vez?. Y ya hablamos del juego libre, para entrar en él es necesario olvidarse del reloj.  Eso es algo que los adultos podemos aprender de estar con niños, estar aquí y ahora, con todos los sentidos en lo que estoy haciendo ahora y no en las obligaciones de más tarde. El tiempo vivido así nos aporta nuevos descubrimientos, como un paseo por el bosque en el que te olvidas de las prisas, porque no hay más que lo que te rodea en ese momento.







Porque además los amigos siempre nos esperan si tenemos algo importante que hacer:


Necesitamos más tiempo sin tiempo:


Enlaces de interés: