El bosque de Gulubú

El bosque de Gulubú
Sarah Preston

"¿Ustedes vieron esos libros-sorpresa que cuando uno los abre aparecen figuritas de pie?

Bueno, igualito es el bosque de Gulubú. Como las marionetas dormidas. Uno le tira de los hilos y ellas se ponen de pie, bailan y se mueven.

El bosque de Gulubú está planchado en el suelo, y cuando su dueño tira de los alambres, los árboles y los yuyos y las casitas y los bichos aparecen todos como diciendo:

Aquí estamos. Estábamos jugando a la escondida. "(...)


"Por eso, si ustedes alguna vez encuentran detrás de un árbol, o detrás de cualquier cosa, a un inspector enanote y sabihondo que les dice que no es posible que existan un enanito y 7 Blancanieves, o que no es posible que exista cualquier cosa linda, ustedes pueden contestarle:

–Sí señor, existe, en el bosque de Gulubú."


Dailan Kifki

Maria Elena Walsh






domingo, 3 de febrero de 2013

Los límites y la contención

Para nosotros –adultos que a menudo hemos sido educados y restringidos por límites– no es fácil comprender que en realidad los límites pueden tener la función de definir un espacio en el cual se puede actuar con independencia y libertad y en el cual se pueda dar un verdadero desarrollo humano. Pero en la medida en que logramos hacer esta distinción, nos damos cuenta de que los límites no definen el ser del otro, sino –por el contrario– sirven para mantener el entorno relajado, de manera que todos –niños y adultos– se sientan cómodos en él, vivan nuevas experiencias gracias a la toma de decisiones personales y aprendan a diferenciar entre necesidades auténticas y sustitutivas”.

 Rebeca Wild





¿De donde viene esa obsesión por los límites?

El concepto que tengamos del ser humano en general y de los niños en particular será lo que de forma más o menos inconsciente nos hará adoptar un estilo de crianza u otro. La noción de que los seres humanos nacemos con una naturaleza malvada está aún muy instalada en nuestras creencias y esto nos lleva a pensar que los niños nacen con impulsos y tendencias destructivas y comportamientos inaceptables que si no logramos reprimir y controlar a tiempo se convertirá en una especie de monstruo para la sociedad. Puede parecer un poco exagerado pero es lo que se esconde detrás de la frase: A este niño lo que le hace falta son límites ( usado como sinónimo de normas y castigos). Muchas veces lo que le falta a ese niño no son límites, sí puede ser que le falte atención, ejemplos de comportamiento claros, referentes o incluso que le sobren estímulos, regalos materiales, actividades extraescolares y exigencias.




Los límites existen

Hay límites que son absolutamente naturales, ( no puedes trepar por las paredes como spiderman, no puedes ganar siempre, no se puede nadar en la bañera,...); otros los pondremos por su propia seguridad, estos son un poco más subjetivos pero también estan bastante claros ( no puedes beber lejía, saltar por la ventana, …) ; otros límites seran para evitar daños a terceros ( no puedes hacer experimentos con tu hermanito, no puedes meter el gato en el microondas,...) Hasta aquí todos de acuerdo, no hay dudas. Después hay otros límites que hay que pactar con todos los que conviven o comparten un espacio y son los que nos permiten crear un ambiente relajado ( no gritamos dentro de casa, jugamos con agua sólo en el patio,...). En éstos hay varias cosas importantes, darse cuenta de que son importantes, para qué y quienes son importantes, que no sean muchos, que sean siempre los mismos para todos, cómo los señalamos, cómo acompañamos la frustración que pueden provocar.


Contención y acompañamiento emocional

Poner límites no es estar diciendo siempre ¡no hagas eso!. Pienso y yo nunca le he tenido que impedir a mi hija que meta al gato en el microondas o que no tire cosas por el balcón, o que no beba cosas tóxicas ( incluido cocacola),...supongo que con el ejemplo y con una crianza bien acompañada y muy buena comunicación los niños van adquiriendo de forma natural: una conciencia de peligro, empatía y compasión por los demas seres vivos.



Entonces, los límites son necesarios, de acuerdo, pero no podemos ir prohibiendo y ordenando cosas según únicamente nuestro estado de ánimo y necesidades de ese momento. Los niños irán incorporando los límites en función de su experiencia, de que sean coherentes y que puedan ver su utilidad, entonces los respetaran. Pero aún así habrá momentos en que deberemos ser firmes y frenar actitudes y otros en los que deberemos ofrecer contención para ayudarles a manejar las emociones que les pueden provocar los límites.
Intentar frenar un comportamiento sin ver que hay detrás de él es un error. Si es un comportamiento producto de una necesidad legítima no atendida, ( hambre, cansancio, atención, vínculo afectivo) o si se trata de un comportamiento violento por heridas emocionales no sanadas, debería desaparecer una vez que la causa es detectada y atendida. Pero también hay momentos en los que debemos comunicar y demostrar lo que esperamos de nuestro hijo, de un modo claro, firme y al mismo tiempo amable. ( Sin pisotear su dignidad)




Ofrecer contención es el acto de abarcar, sostener, amoldarse, dar sitio y comprender lo que al otro le sucede, en este caso al niño. El problema es que muchas veces nosotros mismos somos incapaces de ofrecer contención porque nos cuesta comprender la profundidad de la emoción del niño sin confundirnos con ella.


Es importante separar emociones de comportamientos. Las emociones deben ser todas aceptadas, pero no todos los comportamientos que desencadenan pueden ser aceptados. Por eso deberíamos ayudar al niño a reconocer sus emociones y ayudarle a buscar formas de expresarlas que no provoquen daños. A veces sólo con sentir que se les reconoce su sentimiento suelen tranquilizarse.

La mejor manera de enseñar a manejarse con las emociones y a respetar los límites es con nuestra actitud, pero, ¿por qué nos enfadamos tanto cuando nuestros hijos están enfadados? ¿por qué nos irritan su tristeza o su frustación? Es el momento de revisar nuestras actitudes y de ver que nos enfadan sus acciones pero terminamos siendo el espejo de las emociones que las provocan.
Como padres también debemos hacerles ver que la libertad de dar rienda suelta a nuestros impulsos y deseos se termina cuando dañamos a los demás o nos ponemos en peligro. No se trata tanto de “ponerles límites” a los niños, sino de ayudarles a reconocerlos y a comprender la importancia de respetarlos. Este es un proceso largo que tendremos que ir adecuando a la madurez del niño.




Niños obedientes

Detrás de la insistencia en poner límites como forma de dejar claro quien manda, el no cuestionar las órdenes, censurar los errores y las equivocaciones en vez de verlas como fuente de aprendizaje,...suele haber el deseo de querer perpetuar un modelo social en el que es necesario que sus ciudadanos sean fácilmente moldeables y manejables: obedientes (¿niños buenos?).



El cambio social empieza por un cambio individual, de valores, de forma de relacionarnos,...nuestros hijos nos dan la oportunidad de replantearnos todo eso y de crear junto a ellos un nuevo camino, que tenga en cuenta a las personas.
Es pues, un acto de responsabilidad educar a nuestros hijos de acuerdo a modelos coherentes con el cambio que queremos.


Más información:

Libertad y límites. Amor y respeto. Lo que los niños necesitan de nosotros. Rebeca Wild. Ed. Herder
http://www.bebesymas.com/educacion-infantil/ninos-sin-limites

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