El bosque de Gulubú

El bosque de Gulubú
Sarah Preston

"¿Ustedes vieron esos libros-sorpresa que cuando uno los abre aparecen figuritas de pie?

Bueno, igualito es el bosque de Gulubú. Como las marionetas dormidas. Uno le tira de los hilos y ellas se ponen de pie, bailan y se mueven.

El bosque de Gulubú está planchado en el suelo, y cuando su dueño tira de los alambres, los árboles y los yuyos y las casitas y los bichos aparecen todos como diciendo:

Aquí estamos. Estábamos jugando a la escondida. "(...)


"Por eso, si ustedes alguna vez encuentran detrás de un árbol, o detrás de cualquier cosa, a un inspector enanote y sabihondo que les dice que no es posible que existan un enanito y 7 Blancanieves, o que no es posible que exista cualquier cosa linda, ustedes pueden contestarle:

–Sí señor, existe, en el bosque de Gulubú."


Dailan Kifki

Maria Elena Walsh






viernes, 22 de febrero de 2013

Amar la naturaleza

Tenemos una necesidad innata de contacto con el mundo natural. Tan necesario como una buena alimentación, descanso y afecto, los niños necesitan mantener una relación con la tierra.
Los niños demuestran curiosidad y atracción por todo lo vivo, esta "biofilia" es natural y saludable pero muchas veces es frenada  porque lo consideramos poco higiénico, sucio, peligroso, fuente de enfermedades; o por falta de tiempo, la observación de la naturaleza requiere tiempo, detener el ritmo apresurado que llevamos y pararnos a mirar ( ver Tiempo sin tiempo). Y en el peor de los casos por descuido, por no darnos cuenta de lo importante que es, como si pudieran aprenderlo todo sólo con verlo en libros o en la tele, sin vivirlo, otra vez el querer llenarlos de contenidos sin dejarlos que los descubran ellos mismos.
No sería necesario acercar los niños a la naturaleza porque esa es su naturaleza, bastaría con no alejarlos. Dejarles sentir el aire fresco, el calor, jugar con tierra y con agua, observar hormigas, caracoles y otros bichos, juntar piedras y palos, observar los árboles, los pájaros,... ¿Cómo van a amar y respetar algo que no conocen?. La educación ambiental es algo más que enseñarles los colores de los contenedores de reciclaje.


Debemos acercar los niños a la naturaleza no solo por razones románticas, estéticas o de justicia, sino porque de ello depende nuestra salud y la del planeta en su conjunto.


"Déficit por falta de naturaleza"

Richard Louv periodista y autor de los libros “El último niño de los bosques” o “No dejen al niño dentro“, llama a este problema Déficit por falta de naturaleza. Según explica, cuanto menos tiempo pasan los niños en un entorno natural, más se reducen sus sentidos, físicos y psicológicos y merma su experiencia humana. Tan sólo un 21 por ciento de los niños de ahora juegan en la calle, un porcentaje muy pequeño comparado con el 70 por ciento de sus padres. Y no hablemos de sus abuelos, en tiempos en que ellos dominaban las calles porque apenas había tráfico.
 
El déficit de naturaleza describe los costes humanos de nuestra alienación del mundo natural, entre los que figuran la devaluación de los sentidos, dificultades de atención y elevados índices de enfermedad física y emocional. Un trastorno que puede detectarse a nivel de los individuos, las familias y las comunidades.
“No se trata de una nueva enfermedad que se pueda tratar con medicamentos, sino de un trastorno social”, nos explica Louv. “Estamos hablando esencialmente de las mismas dolencias que aquejan a los animales cuando les sacas de su habitat natural y los encierras en un zoo o en un laboratorio. Tan sólo existe una cura posible: la vitamina N, de Naturaleza”.

La naturaleza como entorno de aprendizaje

Bosquescuelas, escuelas al aire libre, ...son alternativas que encuentran en la naturaleza un entorno ideal para la adquisición de competencias, ofrece una variedad de materiales y posibilidades sin igual.
Diferentes especies de plantas, animales, piedras, suelos, que son a su vez altamente diversos en colores, texturas, superficies, formas y pesos.

Y a la vez estos materiales estan en cambio constante por la influencia del tiempo, las estaciones del año, la vida y el crecimiento, la descomposición y la muerte,..
Los materiales y los espacios se estructuran a sí mismos, cada proceso natural es diferente y no repetitivo, y aunque responde a leyes naturales está lleno de sorpresas, lo que lo convierte en ideal para la curiosidad de los niños.

Libertad para explorar

El medio natural permite que niños y niñas exploren, investiguen, experimenten, busquen, arriesguen y puedan tomar iniciativas.


En un entorno natural no hay tantas reglas, hay más espacio, menos conflictos y menos estrés acústico, y por lo tanto, el ambiente es más relajado lo que es ideal para el aprendizaje.

Ventajas del contacto con la naturaleza

 
Estos son, según los investigadores, algunos de los beneficios del contacto con la naturaleza:

Los niños con síntomas de TDAH tienen más facilidad para concentrarse después de pasar tiempo en la naturaleza (Taylor et al. 2001).
Cuando disponen de vistas y contacto con el mundo natural, puntúan más alto en los test de concentración y auto-disciplina. A más verde, mejores resultados. (Wells 2000, Taylor et al. 2002).
Los niños que juegan con regularidad al aire libre desarrollan más sus habilidades motoras de coordinación, equilibrio y agilidad, y caen enfermos con menor frecuencia (Grahn, et al. 1997, Fjortoft & Sageie 2001).
Cuando pasan tiempo en espacios naturales, despliegan un juego más variado, imaginativo y creativo lo que les ayuda a desarrollar el lenguaje y las habilidades de cooperación (Moore & Wong 1997, Taylor, et al. 1998, Fjortoft 2000).
La naturaleza mejora el desarrollo cognitivo ampliando la auto conciencia, la capacidad de razonamiento y de observación. (Pyle 2002).
El mundo natural minimiza el impacto del estrés en la vida de los niños y les ayuda a enfrentar la adversidad. Cuanto mayor es el contacto, mayores los beneficios (Wells & Evans 2003).


El juego en un entorno natural reduce o elimina por completo los problemas de acoso (Malone & Tranter 2003).
La naturaleza ayuda a los niños a desarrollar su capacidad de observación, su creatividad y les proporciona una sensación de paz y unidad con el mundo (Crain 2001).
Las experiencias tempranas en el mundo natural se han relacionado con el desarrollo de la imaginación y de la capacidad de maravillarse (Cobb 1977, Louv 1991). Esta última es un factor decisivo en la motivación, a lo largo de toda la vida (Wilson 1997).
Los niños que juegan en la naturaleza tienen sentimientos más positivos sobre sí mismos y los demás (Moore 1996).
Los entornos naturales estimulan la interacción social entre los niños (Moore 1986, Bixler et al. 2002).
Estar al aire libre desarrolla un sentido de independencia y autonomía (Bartlett 1996).
Jugar fuera estimula todas las capacidades infantiles mucho más que los espacios cerrados (Moore & Wong 1997).
El contacto cotidiano y las oportuidades de juego en la naturaleza, con unos valores éticos positivos, hacen crecer en los más pequeños un sentimiento de amor y armonía con el mundo. Los niños a quienes no se les permite ejercer su derecho al aire libre, pueden desarrollar actitudes biofóbicas y constituir una generación futura que no estará interesada en la ecología ni en la responsabilidad humana de cuidar y preservar la tierra y su diversidad. (Bunting & Cousins 1985; Chawla 1988; Wilson 1993; Pyle 1993; Chipeniuk 1994; Sobel 1996, 2002 & 2004; Hart 1997; Wilson 1997, Kals et al. 1999; Moore & Cosco 2000; Fisman 2001; Kellert 2002; Bixler et al. 2002; Kals & Ittner 2003; Schultz et al. 2004)



Pero, ¿y en la ciudad?

Judias germinando, gato curioseando
No es necesario vivir en medio del bosque o la selva para tener contacto cotidiano con la naturaleza. En el patio, en el parque, dejemosles jugar con la tierra, observemos a los animales, miremos las nubes y las fases de la luna ( entre los edificios también se pueden ver). Si los dejamos, se llenaran los bolsillos con piedritas, caracoles, tierra, ....no es suciedad, son tesoros. En casa también podemos compartir el amor y el respeto por la naturaleza, enseñándoles a  cuidar y tratar con respeto a los animales que conviven con nosotros, plantando en el balcón, criando caracoles o gusanos de seda, plantando judias y lentejas en un vaso con algodón....

Nuestro rincón de la naturaleza
Hierbas aromáticas

















Jugando con elementos naturales




La belleza de la naturaleza


 
















El amor por la naturaleza se transmite

Es cierto que la atracción y curiosidad por todo lo vivo es algo innato en los niños pero el respeto y el cuidado se aprende, por eso nuestra actitud es vital para transmitir el valor que tiene la vida, cada ser vivo, los ecosistemas, la Madre Tierra como un todo del que formamos parte. Hacerles sentir que forman parte de la Naturaleza y que toda la vida está interconectada depende de nosotros.






Mi padre siempre me ha hecho fijarme en las aves, bandadas que sobrevuelan nuestras cabezas en determinadas épocas del año y que pasan desapercibidas para la mayor parte de la gente. Pajaritos de paso ligero, otros que se mueven a saltitos, un silbido o una canción desde las antenas,...Nunca tuvimos pájaros enjaulados, aunque tuvimos y recuperamos varios pájaros rescatados, pichones caidos del nido, palomas, y hasta un vencejo que alimentamos de moscas cazadas "a mano" hasta que pudo volver a alzar el vuelo.
Mi madre me trasmitió el amor por las plantas y la admiración por los árboles. Cuidarlas, sembrarlas, protegerlas del viento, verlas crecer,...la forma de las cortezas de los árboles, la textura de su madera,...
Más tarde estudié Biología, pero esa es otra historia, porque los estudios, una carrera, no te trasmiten el amor, eso se vive en la primera infancia de mano de quien nos acompaña en nuestros descubrimientos.




¿Y si la naturaleza nos hablara?

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