El bosque de Gulubú

El bosque de Gulubú
Sarah Preston

"¿Ustedes vieron esos libros-sorpresa que cuando uno los abre aparecen figuritas de pie?

Bueno, igualito es el bosque de Gulubú. Como las marionetas dormidas. Uno le tira de los hilos y ellas se ponen de pie, bailan y se mueven.

El bosque de Gulubú está planchado en el suelo, y cuando su dueño tira de los alambres, los árboles y los yuyos y las casitas y los bichos aparecen todos como diciendo:

Aquí estamos. Estábamos jugando a la escondida. "(...)


"Por eso, si ustedes alguna vez encuentran detrás de un árbol, o detrás de cualquier cosa, a un inspector enanote y sabihondo que les dice que no es posible que existan un enanito y 7 Blancanieves, o que no es posible que exista cualquier cosa linda, ustedes pueden contestarle:

–Sí señor, existe, en el bosque de Gulubú."


Dailan Kifki

Maria Elena Walsh






martes, 4 de septiembre de 2012

Querida María Elena Walsh

Para los que hemos crecido escuchando sus canciones Maria Elena Walsh es volver a sentir el gustito de la infancia, un mundo de posibles, de personajes que nos contagian su ternura: Maunelita, Osías, Juan Poquito, la Vaca estudiosa,...y sus cuentos...elefantes con alas de barrilete, hormigas equilibristas, perros con dos colas y bosques, como El bosque de Gulubú donde todo eso es posible. Pero para quienes no tuvieron esa suerte, les comparto algo sobre esta increíble escritora, poetisa y música argentina.

 María Elena Walsh nació el 1 de febrero de 1930 en Ramos Mejía, suburbio de la ciudad de Buenos Aires. Caserón grande, con patios y gallinero, un pomerania negro, rosales, gatos, limoneros y naranjos y una higuera muy cómoda sobre cuyas ramas la hija rubia y pecosa de «un inglés del ferrocarril» leía durante la siesta de los mayores Los Tres Mosqueteros, Robinson Crusoe y La Cabaña del Tío Tom. Antes de finalizar sus estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes, a los diesisiete años, escribió su primer libro: Otoño Imperdonable, libro de poemas que mereciera el segundo premio Municipal de Poesía.

Voy a contarles qué había,
entonces en Ramos Mejía,

Había olor a tía,
veredas de ladrillo con pastito
y tras la celosía
un viejo organillero con monito.
(…)
Había un cielo entero
por donde navegaban las hamacas
y leche que el lechero 
traía no en botella sino en vaca.
(…)
Había una lluvia en tinas
y patios con ranitas adivinas
y una gallina clueca
mirándonos con ojos de muñeca.
(…)
Había a cada rato
un gato navegando en un zapato
y había en la cocina
una mamá jugando con harina.


"María Elena cambió la literatura infantil en toda América Latina, cambió la manera de ver la infancia y de mirar a los niños, con una actitud nada condescendiente, sino respetuosa e inteligente", explica María Fernanda Maquieira, que editó su obra completa, tanto infantil como para adultos, en Alfaguara. "Sus textos infantiles tenían una calidad literaria extraordinaria, y era capaz de combinar la literatura clásica y la popular como nadie". Su obra se alejó del tono moralizante de los cuentos de la época y abrió un mundo nuevo de imaginación y juego.
Es, sin duda, la escritora, poetisa y compositora más valorada y reconocida por varias generaciones de argentinos, tanto por su literatura y su creatividad como por su compromiso ético y social. La autora que manifestó “Donde no hay libros hace frío. Vale para las casas, las ciudades, los países. Un frío cataclismo, un páramo de amnesia”. La intelectual que prestó su pluma y su voz a los niños y también a los adultos, que adhirió fervientemente a las causas que consideró valiosas y que se manifestó en contra de la hipocresía.  
Sus textos y sus canciones, de gran popularidad en todo el territorio hispanoamericano, hablan del respeto por la infancia y del amor por su tierra, reivindican el disparate, la paradoja y el juego. 
Justicia social, feminismo y pacifismo fueron sus temas favoritos .

María Elena Walsh sabe captar la esencia del mundo de la infancia, la alegría y las preguntas de los primeros
años de vida, donde cada persona va conociendo y descubriendo el mundo. Con creatividad consigue narrar historias con juegos lingüísticos, rico vocabulario, rimas sensibles, palabras asociadas, disparates y humor,
canciones y cuentos para conocer ydisfrutar.
El reino del revés es la meca, por excelencia, de la transgresión. En este territorio de lo fantástico “nada el pájaro y vuela el pez” y “los gatos no hacen miau y dicen yes, / porque estudian mucho inglés”, “cabe un oso en una nuez” , “usan barbas y bigotes los bebés” y, asombrosamente, “un año dura un mes” y “nadie baila con los pies”. María Elena Walsh entrega poemas que retan al lector infantil, que le exigen afinar al máximo sus facultades imaginativas, aguzar sus sentidos para ser capaz de ver más allá de ciertas zonas estereotipadas de la realidad en las que se halla inmerso.
El “extraño” y en ocasiones incomprensible mundo de las personas mayores, plagado de convenciones, de “buenas costumbres” que devienen ritos sociales, tan ajeno a la espontaneidad irreflexiva de la niñez, es objeto de burla sutil en la “Canción de tomar el té”:

Cuidado cuando beban,
se les va a caer
la nariz dentro de la taza,
y eso no está bien.
(...)
Los pobres coladores
tienen mucha sed
porque el agua se les escapa
cada dos por tres.

En ¨Marcha de Osías”, al penetrar en un bien surtido bazar de la calle Chacabuco, el osito exige desde una postura claramente contestaria:
Quiero tiempo pero tiempo no apurado,
tiempo de jugar que es el mejor.
Por favor me lo da suelto y no enjaulado
adentro de un despertador.
(…)
Quiero cuentos, historietas y novelas
pero no las que andan a botón.
Yo las quiero de la mano de una abuela
que me las lea en camisón.
(…)
Quiero todo lo que guardan los espejos
y una flor adentro de un raviol
y también una galera con conejos
y una pelota que haga ¡gol!

Por su trato respetuoso a su numerosa y pequeña audiencia, por hablarle a los niños como a iguales, por el juego lingüístico de su relato, encontró la aceptación de los chicos y el reconocimiento de los padres, lo que posibilitó la popularidad de estos textos creativos, complejos y audaces pensados simplemente para los niños.
María Elena Walsh se propuso con su poesía reconstruir o reinventar una tradición rota o fragmentada; reconstruir datos de la propia infancia y reconstruir la infancia de los niños amenazados en su inocencia por toda una sociedad insensible.







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