El bosque de Gulubú

El bosque de Gulubú
Sarah Preston

"¿Ustedes vieron esos libros-sorpresa que cuando uno los abre aparecen figuritas de pie?

Bueno, igualito es el bosque de Gulubú. Como las marionetas dormidas. Uno le tira de los hilos y ellas se ponen de pie, bailan y se mueven.

El bosque de Gulubú está planchado en el suelo, y cuando su dueño tira de los alambres, los árboles y los yuyos y las casitas y los bichos aparecen todos como diciendo:

Aquí estamos. Estábamos jugando a la escondida. "(...)


"Por eso, si ustedes alguna vez encuentran detrás de un árbol, o detrás de cualquier cosa, a un inspector enanote y sabihondo que les dice que no es posible que existan un enanito y 7 Blancanieves, o que no es posible que exista cualquier cosa linda, ustedes pueden contestarle:

–Sí señor, existe, en el bosque de Gulubú."


Dailan Kifki

Maria Elena Walsh






martes, 2 de abril de 2013

Levantar un bosque

No todos los días uno ve levantarse un bosque, así, de golpe y porrazo, en un lugar que no era más que un potrero un minuto antes y que, al parecer, no quedaba demasiado lejos de Ituzaingó.
Nadie lo podía creer. Se restregaban los ojos y no podían cerrar la boca.
Dailan Kifki se puso loco de contento. Se arrodilló para que la gente bajara de su cabeza y de su lomo, utilizando la trompa de tobogán. Y en cuanto se sintió libre de ese enorme peso se internó al trotecito por el bosque de Gulubú, sin duda con la esperanza de encontrar un bananero, o un peral, o un árbol de sopita de avena.

Dailan Kifki
Maria Elena Walsh


Cuando empecé a crear el proyecto de El bosque de Gulubú, a levantar este "bosque" donde antes no había nada, como un proyecto de madre de día, empecé a acondicionar un espacio en mi casa y a comprobar que toda la casa fuera un espacio seguro y acogedor. La habitación destinada a jugar es la más grande de la casa, y fue pensada, pintada, equipada y decorada con criterio de educadora pero con el cariño y la ilusión de una madre que espera bebés.




Cuando abro las puertas de mi casa a las familias que se interesan por el proyecto, es diferente que levantar la persiana de un negocio, un local o una empresa, porque además de un proyecto profesional es un proyecto de vida en el que invierto mi casa, mi tiempo y mi familia.
Siempre he tenido en cuenta que la participación y la implicación de los padres es muy importante en cualquier proyecto educativo, pero en este caso en que los niños pasan por unas horas a formar parte de mi familia y a convivir en mi casa, la relación es mucho más estrecha. Esto beneficia a los bebés que se llegan a sentir como en casa y a los padres que se sienten partícipes también del proyecto. Ellos pasan a formar parte del proyecto. Es necesario mucha confianza mutua, que necesita de tiempo para conocernos y escucharnos, mucho respeto por las opiniones, decisiones, estilo de crianza y mucho respeto por el proyecto en sí. Es necesario también sentir que no es algo prefabricado, rígido, es algo en constante construcción, y hay que querer formar parte, aportar algo, no es un mero intercambio de un servicio por un dinero, ni un servicio público (desgraciadamente no puede ser así, ya que las madres de día no contamos aquí con el respaldo de ninguna administración ni institución).
Las personas que se acercan al Bosque de Gulubú creo que lo hacen buscando algo diferente, más próximo, más humano y que dé respuesta a lo que buscan y quieren para sus hijos. Esa búsqueda es el punto de encuentro, pero no sabemos lo que va a pasar después, cómo se va a desarrollar.

Por eso, necesito que haya mucha y buena comunicación, saber cuales son las expectativas vuestras y vuestras necesidades y hasta que punto os quereis implicar.
Pero después, a medida que nos vamos conociendo y sintonizando todo es más fácil, los niños nos van marcando el ritmo, cuando estan preparados para quedarse, qué actividades les interesan más, cuando necesitan comer, descansar,...y dejarnos llevar, y observar, experimentar y jugar, y jugar, y jugar...
Son los que me dan ideas, me marcan el camino, me dicen esto no o esto sí....Y así nos vamos conociendo y si tienen ganas de volver y se quedan contentos es que algo estamos haciendo bien, no?






Mi deseo es que todos los que se acerquen al bosque de Gulubú puedan sentirse como Dailan Kifki, locos de contentos. Y que cada uno encuentre su particular "sopita de avena", lo que necesitan, les gusta o les hace feliz .¡Gracias por ayudarme a hacerlo posible!

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